miércoles, 9 de abril de 2014

Tarabis Maraxus Rosse

"Para nosotros, la vida, la creación. El todo es parte del un sueño de un gigante, un  gigante ancestro, un ente superior, un coloso que en estos momentos reposa. Fuimos creados en el momento que el gigante se fue a dormir, somos parte de su imaginación y como todos los sueños tendremos final cuando este despierte. Esta es nuestra manera de ver que nuestro paso por la existencia que no es ni más ni menos que el mero recuerdo de la fantasía onírica del gigante transcurrida durante ese letargo”.
Doctrina de los contempladores.

La doctrina de los contempladores era uno de los libros favoritos de Tarabis Maraxus Rosse.
Por aquel entonces los contempladores no eran ni más ni menos que un grupo de Yradri que dedicaba su vida al paciente estudio de los ciclos de las estrellas y los planetas (Planos). La filosofía de vida de los contempladores no trataba de por sí dar respuestas, más bien lo que buscaban era simplemente archivar todo lo relativo a la vida o al universo, y obviamente como en todo ejercicio de análisis, con la interpretación de estos datos se obtenían respuestas.
Tarabis era un miembro del gremio de los contempladores, un sabio, mitad científico mitad filósofo, y aunque en su juventud fue un trotamundos incansable.
Ahora en el cenit de su vida, y como muchos otros Yradri, aprovechaba los años que le quedaban de tiempo para dejar constancia del conocimiento acumulado durante el ejercicio de su vida en los escritos sagrados conocidos como el “Ovascorum”.
El “Ovascorum” no era más que una gran enciclopedia que parecía no tener fin en la cual los contempladores iban dejando sus experiencias.
En su juventud Tarabis pudo haber sido Consejero de Tarsys, los Rosse, (Familia a la que pertenece), era una de las quince familias gobernantes, y él había sido elegido entre los suyos como “Candidato” al tratarse de ser un Yradri muy inteligente, sin embargo, la fortuna no quiso darle la oportunidad de gobernar, por lo que al poco tiempo de perder la elección a “Candidato”  fue sustituido por otro miembro de la familia más agresivo (políticamente).
Entonces Tarabis marchó a Yrilrem, pequeña ciudad que estaba surgiendo bajo el mecenazgo de los Rosse, a la cual el propio Tarabis aportó su granito de arena financiando y diseñando un templo para los Contempladores.
Sin embargo Maraxus, no se trata de un personaje elegido al azar entre los Yradri, es el primero de todos ellos en reconocer el don.
¿Qué es el don? Bien, ahora pensemos en un sueño, en un momento estamos en una parte y momentos después en otra completamente distinta, imaginas poder hacer eso en la realidad. No hablamos de transportarse de manera física a un lugar concreto, el don es un poder algo inferior en ese aspecto. Más bien se trata de desaparecer de un plano físicamente y aparecer de manera etérea en un plano astral conocido como “Vacío de planos”.
Al cabo unos instantes el Yradri con el don vuelve a materializarse, pero no tiene porque ser en su plano.
En un principio y sin entrenamiento se trata un poder muy azaroso, pero con el tiempo los Yradri se fueron convirtiendo en auténticos caminantes de planos (planetas) capaces de materializarse y desmaterializarse a propia voluntad.
Maraxus no es el primero de los Yradri con este poder, pero sí decir fue el primero en diferenciar que el don se trataba de un poder en sí y los lugares a los que viajaba eran sitios reales y no parte de un sueño onírico.
Aunque para ello tardó muchos años en darse cuenta de aquello, como muchos otros Yradri que le precedieron, él también confundió esos “viajes” con sueños o con pesadillas, puesto que generalmente una vez que desaparecían del plano físico y viajaban en cuerpo astral al vacío de planos, la sensación que les quedaba era la similar a cuando sueñan.
Pasado un tiempo Maraxus era un erudito sobre el fervor y el único que había estado en “el Reino[1]”, él pensaba que era un don propiamente suyo, y le apenaba el no poderlo compartir con los demás, pero dos mellizos Yradris escribirían sus nombres en las páginas de oro de las deidades.




[1] El Reino, sobrenombre con el cual también se conocía cualquier lugar que no fuera Terra al cual viajaban los Yradri, el Reino, podía ser cualquiera de los planos físicos.

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