Hockman
era otro espectro, como Kisum’Dar, sólo que a diferencia de este, él transmitía
un halo de bondad y sosiego.
-¿Quién
eres?- Preguntó Arcanos con voz firme y severa.
El
silencio se hizo entonces en la cabeza del Emperador y de los allí presentes
tronaron con fuerza las siguientes palabras.
-Represento
a la fuerza y el coraje que viene desde otro mundo a ayudaros con esta batalla.
De
nuevo un silencio sepulcral se hizo en la zona. Arcanos y Hockman parecían
mantener una conversación mental, en la cual solo ellos participaban.
-Necesito
tu ayuda para acabar con esta amenaza.- Dijo el Emperador.
-Ayúdame
y atenderé con gustos tus deseos, incluso dejaré para siempre estos páramos si
es eso lo que deseas.- Continuó.
Hockman
no dijo nada, se dio media vuelta y desplegó sus cuatro alas blancas
resplandecían aun más con el brillo del marfil de las Torres Blancas y su
fuerza y su coraje parecieron inspirar a los miembros de la coalición que
lucharon con más fiereza y valor que nunca.
Cuando
Jarald los vio aparecer no daba crédito a lo que veían sus ojos, se arrodilló
ante Hockman y le besó los pies haciendo un voto de juramento[1].
A
la puesta de sol la coalición estaba en la brecha y sus hechiceros empezaron a
sellarla.
La
“Guerra de los Sabios” había ganado, la coalición había salido victoriosa.
Esa
misma noche Arcanos y Hockman se reunían de manera privada.
Hockman
trataba de diferir las intenciones de Arcanos, pero para cuando lo hizo fue
tarde, sin tiempo a reaccionar Arcanos dio la orden, y Hockman fue capturado
mediante hechizos y llevado a las Torres Blancas.
Arcanos
estaba ebrio de poder, poseía un arma sin igual en esta guerra y además había
llevado el frente desde su plaza a la brecha en un solo día.
A
la mañana siguiente Arcanos bajó a ver a su invitado. Hockman permanecía
indeleble, con las cadenas mágicas de los Yradri unidas a sus muñecas, tenía la
vista baja, como meditando, los pasos de Arcanos le hicieron salir del trance,
era hora de afrontar su destino.
-Espero
que comprendas, no serás libre hasta que esta guerra haya acabado.- Dijo
Arcanos con tono sosegado.
-¿Crees
que con palabrerías vas a aplacar el cinismo de tus actos? No te equivoques, la
victoria ya es tuya, observa la brecha, ya está cerrada.
Que
sepas que he observado el futuro, se quien eres.
Tú,
Señor de Terra, ni por un segundo te has planteado el liberarme. Sé que me
llevarás a Terra cómo símbolo de tu victoria sobre las Atsanimas, y allí te
proclamaras Dios entre los mortales, en tu interior lo sabes, es lo que
anhelas… (Susurro) Ser más magnánimo que ningún otro-Dijo Hockman.
Hubo
otro silencio incomodo entre los dos, Arcanos se marchó y enseguida entraron
miembros de la Cábala
trasladaron a Hockman a su nuevo hogar, las cadenas del fin del mundo, al norte
de Valhalla, en la zona conocida como “Corona de escarcha”, al norte de
Quel’thor.
La Orden de Hockman, también es conocida como la División Blanca, (por su uniforme), más adelante durante la época del Imperio de Koudelka y la fundación de la República.
ResponderEliminarSolrac quiso rescatar el honor, el coraje y el significado de la orden para la creación de su ejercito, adalides de la justicia.