Phaige
era una niña preciosa, tenia los cabellos oscuros y su piel muy blanca, sus
ojos eran dorados brillantes, con una intensidad muy superior a la de sus
padres, era un bebe cariñoso y tierno, sin embargo algo aventurero y
desobediente, para asombro y orgullo de sus padre aprendió a utilizar el “Don”
antes de a decir Papa o Mama.
Arcanos
tenía muchas esperanzas en esa niña, más que en la guerra de Lázaro.
En
los últimos meses las Atsanimas se las habían apañado para estirar demasiado el
frente por lo que los flancos de la coalición no quedaban lo suficientemente
protegidos, Lady Dorothëa era partidaria
de recular y juntar líneas, sin embargo Jarald el Rejo no estaba por la labor.
En
una maniobra suicida Jarald dirigió a un número importante de hombres hacia la
brecha aprovechando una ruptura en la vanguardia de las Atsanimas, sin embargo
se percató de que se trataba de un movimiento trampa demasiado tarde.
Pronto
varios grupos de Atsánimas lanzaron sendos ataques en pinza aislando al grupo
de Jarald del resto de la vanguardia de la coalición.
Dorothëa
ordenó reagruparse movimiento que aprovecharon las Atsánimas para hacer mucho
daño en los flancos, en apenas horas de batalla la coalición no solo estaba
dividida y había perdido muchos efectivos si no también mucho terreno, y el
frente se encontraba ahora más próximo a las Torres de Plata que a la brecha.
El
terreno escarpado donde habían quedado aislados los hombres de Jarald les dio
cierta seguridad y les permitió reagruparse y aguantar las embestidas de manera
heroica, mientras tanto, a varios kilómetros al sur, los defensores Alarea y
Lady Dorothëa lo tenían mas complicado.
Arcanos
tuvo que salir con su guardia personal para conseguir romper el cerco y
permitir que la vanguardia de su ejército pudiera reorganizarse, durante esa
refriega, Arcanos fue herido en un ojo, el cual acabaría perdiendo al final del
día.
Con
el transcurso de las horas el frente estaba roto y el cerco ahora estaba frente
a las Torres de Plata, por suerte la coalición eran buenos defensores, sin
embargo la situación critica la vivían Jarald y su vanguardia, Arcanos no podía
permitirse por nada del mundo perder a esos buenos soldados.
Mientras
los oficiales debatían calurosamente como se iba a actuar sin llegar a un
acuerdo y de manera milagrosa (o así viene escrito en las cronicas), un ser de
aspecto angelical se apareció ante las puertas de la Torres de Plata, su nombre
era Hockman.
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